El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que su administración planea emitir un “dividendo arancelario” de al menos 2 mil dólares por personas, con excepción de quienes perciban ingresos altos.
Durante un discurso, Trump afirmó que las políticas de su gobierno han convertido a Estados Unidos en “el país más rico y respetado del mundo”, atribuyendo este supuesto éxito a las tarifas impuestos sobre productos extranjeros. Según el mandatario, los ingresos generados por esos aranceles serían suficientes para financiar la entrega del dinero a la población.
Sin embargo, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, declaró que no ha tendo conversaciones formales con el presidente sobre este plan. Aclaró que, de concretarse, el beneficio podría darse en forma de reducciones fiscales (como la eliminación de impuestos sobre propinas, horas extra o préstamos) y no necesariamente mediante un pago directo.
Hasta el momento, no existe un esquema oficial que detalle cómo se realizaría el reparto, qué monto final recibirían los ciudadanos o cuál sería el límite de ingresos para ser elegible. Tampoco se ha explicado el mecanismo fiscal que permitiría financiar una medida de tal magnitud en un país con más de 330 millones de habitantes.
¿Quiénes asumirían el costo real de este “dividendo arancelario”?
Aunque la propuesta de un pago de 2 mil dólares por persona suena como un beneficio directo para la ciudadanía, varios análisis económicos muestran que gran parte del costo de los aranceles del gobierno recae sobre los consumidores estadounidenses.
Por ejemplo, un estudio de Goldman Sachs estima que los hogares en EE.UU. absorberán hasta aproximadamente el 55 % del costo de los aranceles implementados por Donald Trump, mientras que empresas importadoras y exportadores asumen el resto.
Otro reporte de Bank of America cifra que los aranceles han añadido entre 0.30 y 0.50 puntos porcentuales a la inflación PCE (un indicador clave) y que los consumidores han absorbido entre 50 y 70 % del aumento de costes.
La promesa de entregar dinero podría verse compensada por un incremento en los costos de los productos, lo que limitaría el beneficio real para los ciudadanos.