El 20 de marzo marca un momento clave en el calendario astronómico: el equinoccio de primavera. Este fenómeno señala el cambio de estación en el hemisferio norte, trayendo consigo días más largos, temperaturas más cálidas y una transformación en la naturaleza. Evento que ha sido observado y celebrado por diversas civilizaciones a lo largo de la historia, ya que representa el renacer y la renovación, tanto en el plano natural como en el cultural y espiritual.
Desde el punto de vista astronómico, el equinoccio ocurre cuando el Sol se encuentra en su punto más alto sobre el ecuador terrestre, lo que provoca que el día y la noche tengan prácticamente la misma duración en todo el planeta. Este equilibrio lumínico sucede dos veces al año: en marzo, cuando marca el inicio de la primavera en el hemisferio norte y el otoño en el hemisferio sur, y en septiembre, cuando ocurre el cambio inverso. A partir de este momento, los días comienzan a alargarse progresivamente hasta llegar al solsticio de verano en junio, cuando se registra el día más largo del año.
Diversas culturas han considerado a el equinoccio de primavera como un evento de gran importancia. En la antigua Mesoamérica, por ejemplo, los mayas y los aztecas crearon sus templos con una precisión tal que el movimiento del Sol en estos días especiales genera efectos visuales sorprendentes. Uno de los ejemplos más emblemáticos es la pirámide de Kukulkán en Chichén Itzá, donde durante el equinoccio se proyecta una sombra que simula el descenso de la serpiente emplumada, una deidad fundamental en la cosmovisión de estos pueblos. Este fenómeno sigue atrayendo a miles de personas cada año, quienes acuden a estos sitios arqueológicos para cargar energía y participar en rituales de renovación.
Más allá de América, muchas otras culturas han considerado esta fecha como un símbolo de renacimiento. En Persia, por ejemplo, el Nowruz, o Año Nuevo persa, coincide con el equinoccio de primavera y representa un tiempo de celebración y limpieza para dar la bienvenida a un nuevo ciclo. Esta festividad persa influyó en las actuales, como la Pascua, con símbolos como el huevo y el conejo, que representan fertilidad y el inicio de un nuevo ciclo de vida.
En el ámbito científico, el equinoccio de primavera es fundamental para la agricultura y el medio ambiente. El aumento de horas de luz y el incremento progresivo de las temperaturas crean condiciones ideales para la siembra, lo que ha llevado a que muchas civilizaciones antiguas desarrollaran sus calendarios agrícolas basándose en este evento.
¿Cuándo inicia la primavera?
Este año, el equinoccio de primavera será el 20 de marzo a las 03:06 horas UTC (08:06 PM en Tijuana, Baja California). Aunque no es un fenómeno que pueda apreciarse de forma espectacular a simple vista, su impacto es claro en el cambio gradual de las estaciones. A partir de esta fecha, la Tierra comenzará su transición hacia temperaturas más cálidas y días soleados, preparando el camino para la llegada del verano.
El equinoccio de primavera no es solo un evento astrológico, es un recordatorio del constante movimiento del planeta y de la profunda conexión entre la naturaleza, la cultura y la vida humana, ya sea como una celebración cultural, un momento de reflexión o simplemente una oportunidad para disfrutar de la belleza del cambio de estación, este día sigue siendo un hito significativo en el calendario global.
