En el verano de 2012, Baja California tuvo el honor de recibir a uno de los actores más reconocidos de Hollywood: Robert Redford. El ganador del Oscar llegó a Rosarito para filmar la película All Is Lost.
La producción se llevó a cabo en los famosos Baja Studios, instalaciones que cuentan con un gigantesco tanque de agua construido originalmente para la filmación de Titanic de James Cameron. Durante las grabaciones, Redford alternó entre escenas rodadas en el tanque y otras filmadas en mar abierto frente a la costa bajacaliforniana.
Estancia de Robert Redford en el Rosarito Beach Hotel
Durante su tiempo en la región, el actor se hospedó en el Rosarito Beach Hotel, uno de los recintos más emblemáticos de la zona. Según el blog de Pete Thomas Outdoors el personal del lugar, lo describió “el huésped perfecto”. Ellos contaron el actor prefería pedir servicio a la habitación y, cuando salía a caminar por los jardines, lo hacía con una gorra de béisbol que lo ayudaba a pasar inadvertido.
El hotel mantuvo un bajo perfil respecto a su presencia, pero los recuerdos del personal quedaron grabados. Un mesero del restaurante Azteca, relató que pocas personas reconocieron al verdadero invitado oculto bajo el nombre de “Mr. Miller”. Dicho mesero se convirtió en su mesero personal y recuerda que Redford disfrutaba de dos clásicos de la región: langosta estilo Puerto Nuevo y tequila Don Julio.
Una visita discreta y entrañable
La estancia de Robert Redford en Rosarito se recuerda como un episodio especial para la comunidad. No solo porque un ícono del cine eligiera Baja California como escenario de su película, sino porque dejó la imagen de una estrella humilde, respetuosa y cercana, que supo disfrutar de los sabores locales sin estridencias.
Con su fallecimiento a los 89 años, esta anécdota revive como parte del legado que Redford dejó no solo en el cine, sino también en cada lugar que visitó. Para Baja California, siempre será recordado como un invitado distinguido y un huésped ejemplar.
