Uno de los trastornos que afecta el sueño y la calidad de vida de miles de personas en el mundo es el Síndrome de Piernas Inquietas (SPI).
Este padecimiento, también conocido como enfermedad de Willis Ekbom, tiene raíz neurológica y aqueja con cierta gravedad al 2% o 3% de la población.
Con el fin de crear conciencia en la población acerca de los síntomas, causas, diagnóstico y tratamiento de este síndrome, cada 23 de septiembre se conmemora el Día Mundial de este trastorno.
Los síntomas del SPI
Se caracteriza por sensaciones molestas en las extremidades, sobre todo al estar en reposo, ya sea al sentarse o al acostarse, lo que genera la necesidad de levantarse, caminar o moverse, lo que puede aliviar o desaparecer los síntomas.
Muchos pacientes describen las sensaciones en las piernas como cosquilleo, hormigueo, tirones, sensación pulsátil, dolor, picazón y hasta choque eléctrico.

El SPI puede presentarse a cualquier edad, pero es más frecuente después de los 40 años, tanto en hombres como en mujeres.
En alrededor de la quinta parte de los casos, el trastorno tiene origen en otras condiciones médicas como anemia, insuficiencia renal, polineuropatía, embarazo e incluso algunos fármacos, aunque también tiene un componente genético y puede deberse a antecedentes familiares.
Las complicaciones
El avance del SPI puede ser crónico y lentamente progresivo, lo que puede alterar el sueño en la mayoría de las personas que lo padecen.
Los síntomas graves del Síndrome de Piernas Inquietas pueden afectar la calidad de vida y generar depresión.
El origen del SPI
De acuerdo con las investigaciones, la enfermedad de Willis Ekbom es ocasionada por trastornos en el funcionamiento de la dopamina, una sustancia presente en el sistema nervioso que está encargada de la regulación del movimiento.
Al mismo tiempo, la dopamina requiere del hierro para funcionar correctamente y se ha descubierto que en los pacientes con SPI existe un mal funcionamiento y/o disminución de los depósitos de este nutriente (niveles de ferritina).

El tratamiento
Las recomendaciones para aliviar los síntomas del SPI incluyen estar en movimiento, hacer ejercicios de estiramiento, aplicar baños de agua tibia, masajes, además de tratamientos farmacológicos, con ello podría haber una mejoría en los hábitos del sueño.