Con más de 90 años, Don Rubén seguía ejerciendo el oficio de carpintero desde su taller y, según las palabras de Veloz, se levantaba temprano para ayudar en las tareas de la casa, sin importarle las súplicas de sus hijos de no exponerse a una lesión.
De carácter duro que luego se convirtió en ternura con sus retoños más pequeños y sus nietos, Don Rubén tuvo siete hijos y era acompañado por su esposa Beatriz.
A través de una publicación en Facebook, Jaime Martínez Veloz, mencionó con cariño las virtudes de su padre, su ejemplo y el apoyo que le daba a las causas justas de la vida.
Hasta Siempre Rubén, Padre y compañero de mil batallas. No me dejas títulos, propiedades, cuentas de cheques, pero me heredas tu dignidad sobria y firme, la tenacidad y tu actitud ante la vida, sincera, rebelde y generosa. Te juro que sabré honrar cada enseñanza que me dejaste aprender de ti. Te adoro con toda mi alma. Hasta Siempre, Rubén; Hasta Siempre, Papá.
Destacado por su amor al trabajo, su perseverancia y tenacidad ante situaciones adversas, Don Rubén procuró siempre inculcarle los valores de la gratitud y la responsabilidad a toda su descendencia.
Martínez Veloz recordó también que durante su juventud fue su ayudante.
El pegaba las tejas, yo le arrimaba la mezcla y le detenía la escalera, construyendo nuestros primeros cuartos de lo que después se convertiría nuestra casa en la calle 38.
Lamentamos profundamente su partida; y deseamos pronta paz y resignación a los corazones de su familia y amigos. Descansa en paz.
