Pensar que tener millones en una cuenta bancaria nos facilita la vida y nos hará felices automáticamente, es una de las mentiras más grandes en el mundo. Incluso grandes economistas con mucho poder y bienes materiales, afirman que de nada sirve tener dinero si no se sabe en qué invertirlo.
El psicólogo Thomas Gilovich ha estudiado durante dos décadas la relación que existe del dinero con la felicidad. El Dr. asegura que, si bien es cierto que comprar cosas nos hacen felices, nos hacen sentir realizados, pero es un placer que dura poco porque después queremos algo más y así sucesivamente.
Su estudio demostró que la mayoría prefiere gastar en cosas materiales con el pensamiento de que estas son mas duraderas, en lugar de invertir en un concierto, vacaciones o una exposición de arte. Gilovich ha encontrado que es todo lo contrario, te hacen más feliz las experiencias que los objetos.
¿Cómo afecta le proceso de adaptación nuestra felicidad? El estudio del Dr. Thomas comprobó que efectivamente comprar una televisión con pantalla de alta definición puede hacer sonreír a una familia entera pero con el tiempo esa misma familia aprecia más unas vacaciones que estar sentados en un sofá viendo sus programas favoritos. Al familiarizarnos con las cosas materiales, su valor va disminuyendo pero las memorias y las lecciones aprendidas, permanecen.
"Somos la suma total de nuestra experiencias" dice Gilovich, agregando que a pesar de sentir que un nuevo iPhone o un Ferrari es necesario para tu vida y tu identidad, al final las cosas materiales siguen siendo ajenas a ti porque puedes palparlas, por el contrario si aprendes algo nuevo; eso realmente pasa a ser parte de quien eres.
Sin duda, en una sociedad donde la tecnología ha interferido en la interacción cara a cara, es aceptable el reconocer que es más emotivo tener el recuerdo de una historia linda historia detrás de una fotografía, que solo tener una buena cámara
Via: Fast Coexist
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