Un equipo de internacional de científicos descubrió que ante situaciones peligrosas o amenazas, el cerebro usa un "atajo" para enviar una alarma a la amígdala, el área encargada de procesar la mayoría de las emociones de carga negativa, entre ellas, el miedo.
La investigación que fue publicada en Nature Neuroscience, servirá para entender mejor trastornos como la ansiedad o las fobias, enfermedades que actualmente son difíciles de tratar.
"Cuando vemos imágenes de algo que puede ser una amenaza, la amígdala se activa, una actividad que se puede medir con resonancias funcionales y otras técnicas de neuroimagen", explicó Bryan Strange, autor principal del estudio y director del Laboratorio de Neurociencia Clínica del Centro de Tecnología Biomédica de la Universidad Politécnica de Madrid.
El estudio contó con la participación de once pacientes en tratamiento por epilepsia, que durante una semana llevaron implantes de electrodos que registraban toda su actividad cerebral.
Los pacientes colaboraron en dos experimentos; en el primero, se les mostró imágenes de caras con expresión neutra, de miedo y felicidad. Cuando observaron estas imágenes la actividad de la amígdala se encendió súper rápido, a unos 70 milisegundos, lo que quiere decir que, se detectó una amenaza en tiempo récord.
En el segundo experimento los pacientes vieron escenas desagradables sin ningún peligro, en este caso, la actividad en la amígdala tardó alrededor de 200 milisegundos, lo que significa que el cerebro sólo utiliza el atajo "para estímulos que representan una amenaza", indicó el líder del estudio.
La investigación llegó a la conclusión que este circuito neuronal se encarga de trasmitir la información más urgente para la supervivencia, a tal velocidad que es una "reacción automática que no se puede controlar conscientemente".
Con información de Sin Embargo.
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