Después de que su caso volviera a tomar notoriedad con una serie estrenada en Netflix, así como recientes denuncias de presuntas víctimas de abuso de su padre, la sentencia de los hermanos Menéndez fue reducida recientemente por un juez estadounidense.
Después de pasar más de 35 años en la cárcel como parte de su sentencia por el homicidio de sus padres José y Kitty Menéndez, en 1989, esta decisión abre la posibilidad de solicitar una audiencia para que su caso sea revisado y terminar su castigo bajo libertad condicional.
Inicialmente, su condena se había establecido como cadena perpetua sin derecho a libertad condicional, sin embargo, el juez Michael Jesús la redujo a una pena entre 50 años de cárcel y cadena perpetua, lo que les da una oportunidad de terminar su proceso fuera de prisión.
“Creo que han hecho lo suficiente en estos 35 años como para que algún día tengan la oportunidad (de salir en libertad)”, declaró al respecto el magistrado durante la audiencia.

Por otro lado, al finalizar esta audiencia llevada a cabo en un tribunal de Los Ángeles, California, el mayor de los hermanos, Lyle Menéndez, mostró su arrepentimiento al declarar que siente una “profunda vergüenza” por la persona que fue 35 años atrás.
“Cometí un acto atroz contra dos personas que tenían derecho a vivir: mi madre y mi padre“, dijo.
Erik, el menor, también se pronunció aceptando toda la responsabilidad del crimen y disculpándose por llevar a cabo su tétrico plan.
“Disparé las cinco balas contra mis padres y luego volví para recargar. Le mentí a la policía. Le mentí a mi familia. Lo siento de verdad“.
La prima de los hermanos Menéndez, Anamaria Beralt, una de sus principales defensoras, se mostró muy contenta por la decisión del juez y afirmó que seguirá en la lucha junto a ellos, describiendo esta situación como el resultado de años de esfuerzos.
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