El 26 de julio de 2025, en London, Ohio, nació Thaddeus Daniel Pierce, quien obtuvo el récord mundial como el “bebé más viejo del mundo”. Su historia inició en 1994, cuando Linda Archerd y su estonces esposo decidieron someterse a un tratamiento de fecundación in vitro (FIV).
De este proceso resultaron cuatro embriones, uno de los cuales dio lugar al nacimiento de su hija. Los otros tres embriones fueron criopreservados y permanecieron congelados durante más de tres décadas.
Tras años sin utilizarlos, Archerd decidió donar los embriones a una familia que cumpliera con ciertos requisitos: residir en el mismo estado y ser cristianos. Por medio del programa Snowflakes de la agencia Nightlight Christian Adoptions, Lindsey y Tim Pierce, una pareja de Ohio, adoptaron uno de los embriones.
La transferencia del embrión se realizó en noviembre de 2024, y en julio de 2025, Thaddeus nació sano, superando las expectativas médicas.
Este caso ha sido documentado por la revista MIT Technology Review y representa un avance significativo en el campo de la medicina reproductiva. La criopreservación de embriones, una técnica que permite conservar embriones a temperaturas extremadamente bajas, ha permitido que Thaddeus Daniel Pierce se convierta en un símbolo de esperanza para muchas familias que enfrentas desafíos.
En 2025, la medicina reproductiva avanza rápidamente. Según la Dra. Ana Martínez, ginecóloga española especializada en salud materno-infantil, “la inteligencia artificial y nuevas técnicas como la vitrificación de embriones están ampliando las opciones para quienes enfrentan dificultades”.
El doctor Juan Pérez añade que “las pruebas genéticas preimplantacionales permiten una selección más precisa y mejoran las tasas de éxito”. Estos avances “ofrecen nuevas esperanzas para formar una familia”, concluyen los expertos. Y además representan un gran paso para la medicina reproductiva, brindando a muchas parejas la posibilidad de ser padres.