El “Colectivo Fuerzas Unidas Hasta Encontrarles” ha intensificado sus esfuerzos de búsqueda para dar con el paradero de Lizeth Yoana Henao Orjuela, una ciudadana colombiana que se encuentra desaparecida desde el 3 de julio de 2024. Fue vista por última vez en la colonia Obrera, en Tijuana, en un momento en que, según su familia, se encontraba emocionalmente vulnerable.
Karen Vega, líder y activista del colectivo, señaló que la jornada de búsqueda se centra en la Zona Centro de la ciudad, un área donde han recibido información que sugiere que la joven podría estar con vida y, posiblemente, en situación de calle.
“Es extranjera, entonces es muy complejo para la familia el traslado de venir a hacer la búsqueda propia. El apoyo que brindamos, es con demasiada empatía porque hubiésemos querido nosotros recibir ese apoyo. Es por eso que seguimos toda pista de ella y más cuando hay presunción de vida“, explicó Karen.
Por esta razón, el colectivo actúa en representación de la familia de Lizeth Yoana, brindando un seguimiento que, lamentablemente, las autoridades no han podido proporcionarles. A pesar de las solicitudes a la Comisión de Búsqueda, la familia no recibió el apoyo para el traslado, lo que les impidió unirse a la búsqueda.
“Fuerzas Unidas” intensifica esfuerzos de búsqueda
La información que ha llegado al colectivo, en gran parte a través de la difusión en redes sociales y la colaboración con la Fiscalía, indica que Lizeth podría estar con vida. Karen describe este proceso como un “altibajo de emociones”, donde cada pista, ya sea anónima o de la comunidad, genera la esperanza de un reencuentro.
“Nos emociona saber que ella se encuentra con vida, pero también no es solo saberlo, sino encontrarla para regresar esa paz a su familia”, comentó Karen. El colectivo mantiene un contacto diario con los familiares de Lizeth en Colombia, por ejemplo a través de videollamadas durante las jornadas de búsqueda.
Una historia personal detrás del activismo
La empatía del colectivo, y en particular de Karen, tiene raíces en su propia historia de búsqueda, y en la lucha incansable por encontrar a su hermana Liz Puga.
Tras un atentado en el que su auto fue incendiado con bombas molotov, Liz Puga desapareció el 5 de julio de 2020. Su última comunicación con su familia fue una llamada telefónica en la que, preocupada, les explicó el ataque que había sufrido. Liz tenía planes de asistir a una terapia con su madre al día siguiente, pero no llegó.
Desde entonces, su familia no ha tenido noticias de ella y el proceso de búsqueda ha sido complicado. “Al principio, caminábamos a ciegas. Nosotros solas la buscábamos, nos exponíamos a los riesgos que implica”.
Hoy, el colectivo Fuerzas Unidas, que también da seguimiento a 30 familias, canaliza esa dolorosa experiencia para ayudar a otros en su misma situación, acompañándolos en el proceso de búsqueda tanto en campo como en el seguimiento de las carpetas de investigación. “Apoyamos a las víctimas en todo lo que es el proceso de la desaparición, y sobre todo con todo el respeto y cariño que se merecen”, concluyó Karen.
