Escrito por: Dr. Ramiro Oquita Padilla.
Tijuana: Nuestros tiempos remotos no se alejan más allá de un siglo, a partir de la llegada de la primera autoridad de la localidad. Acabamos de celebrar el día 11 pasado, 136 años de vida oficial de nuestra “demarcación”; Pero es hasta décadas posteriores a 1889, cuando se asentó una comunidad, promesa de la ciudad que hoy celebramos.
Hacia 1920, no llegábamos a los mil habitantes ¡Pero, ojo! En 1930, ya éramos casi 10 mil. A partir de allí, nuestro comportamiento demográfico detonó extraordinariamente y ese ha sido el sello de nuestra dinámica de crecimiento: en 1950, 6 veces más. En 1980 ¡8 veces más! con 461,227 y para este 2025, empezamos el año con 2,333,220 habitantes ¡5 tantos más en 45 años!
Esta verdadera explosión demográfica, únicamente explicable en virtud de la migración pujante, antes en tránsito y a partir de los 80´s, a Tijuana como destino. Que a nosotros, en casa, nos resulta absolutamente natural, pero para el resto del mundo, incluso en China, es meramente inverosímil: ninguna otra ciudad crece a este ritmo.
Es evidente nuestra vocación ocupacional por el comercio operado en ambos lados de la frontera, cotidianamente, en dos idiomas, entre dos nacionalidades, dos culturas y también frecuentemente, con doble nacionalidad. Especialmente en los tijuanenses de segunda generación, y sin duda, con los de tercera.
Simplemente, Tijuana aumentó su población en 410,697 habitantes, una quinta parte, sólo en los primeros cuatro años de la década. Somos un monstruo urbano al que debemos educar, ilustrar y también domar su fuerza bruta, no sólo en el hacer y el crecer, sino en el ser, hasta ser ejemplo de urbanidad cívica en el mundo, así como lo somos en nuestra eficiencia, que siempre hacemos todo con fuerza y habilidad, volcados siempre a lo bien hecho, a la excelencia, que es lo que nos gusta.

Homogeneizarnos sin perjuicio ni menoscabo de nuestra diversidad -nuestro mayor activo-, es un reto cuya instrumentación, también debemos concebirla nosotros mismos, pues no hay antecedente en el mundo: sólo en Tijuana es posible. Construirnos una unidad por convicción, que nos permita caminar en un mismo sentido, a la vez que apreciamos, protejamos los diferentes orígenes de nuestros pobladores, pues somos un crisol de la patria.
Consecuentemente, convertirnos en esa ciudad armónica de impecable convivencia cívica, con los mejores servicios y servidores públicos, que con firmeza cumplamos nuestros deberes con los demás, con los beneficiarios de nuestros deberes: accedamos a la adultez cívica. Debemos tener conciencia de nuestra residencia y pertenencia, también por su respuesta, a lo que a todos da, y corresponder a mayor nivel: De entre todo el mundo, Tijuana ofrece una vida en desarrollo y merece ser respetada, cuidada por los tijuanenses, hasta que el amor por nuestra ciudad sea generalizado y la apreciemos como lo que es: nuestra propia casa.
Y los tijuanenses, nuestra familia.
Es de la necesidad -en miles- de sembrar conciencia y robustecer en todos, nuestra pertenencia a Tijuana, a la obra de nosotros mismos ¡A nosotros mismos! De donde nace el esfuerzo para
alimentar nuestro indómito y rebelde espíritu, como en 136 años no hemos hecho, con ese maná de consciencia y amor por la Comunidad y el espacio que cohabitamos con nuestras familias.

Movimiento Tijuana, es una iniciativa ciudadana que rescata y promueve los símbolos y valores que nos dan identidad y sentido de pertenencia. Puedo decir que su primer antecedente creado para ese fin es “Welcome to Tijuana”, volumen impreso que nació al público en el 2011, presentando la mejor cara de la Tijuana del siglo XXI.
Alvaro Montaño Rubio, su autor, continúa con determinación propositiva girando el Movimiento y haciéndolo crecer con nuevos símbolos y revisando el alcance de nuestros valores, esparciéndolos como polen a través de los afines interlocutores, para sembrarlos en la comunidad -florece y florecerá-; encuentra espacio para revisar, actualiza y prepara ya, la tercera edición. El libro describe una ciudad moderna, con empuje vibrante, magnética, multicultural y cosmopolita, con su historia “remota” bien documentada. Nació para el visitante y en estos años se ha transformado en un libro de cabecera y lectura obligada para consulta de los tijuanenses, por su vocación que precisa nuestra historia con datos y define lo que antes era vago.
Tijuana desde siempre ha aportado destacados especialistas a la ciencia, al arte y prácticamente a todas las actividades sociales, con exponentes de cualidades excepcionales.
Por hablar del día de hoy, este mes: imperativo hago mención de Alejandro Kirk y Jonathan Aranda, beisbolistas tijuanenses que fueron convocados al Juego de Estrellas de las Grandes Ligas, por cumplir el mérito de ser los mejores jugadores de su Liga, de la posición que juegan, ni más ni menos. Nueve jugadores por equipo, en el máximo escenario mundial de beisbol, 2 son oriundos de Tijuana ¡Qué chulada!

Y como mi argumento es también regional, desde aquí, entusiasta felicito al ciclista Isaac del Toro Romero, quien quedó segundo en el Giro italiano y triunfó en la Vuelta de Austria. A sus 20 años, es orgullo de la Baja California y del país entero. Ellos son ejemplo que enaltece nuestra identidad.
La gran aceptación del señalamiento de la “México 1”, con su “Aquí Inicia la Patria”, situado en la famosa Avenida Revolución, esquina calle 5ª., evolucionó y dio origen al monumento alusivo a la carretera federal México 1, colocado en el km 14, de la Autopista Escénica, en Playas de Tijuana, en cuyo centro se aprecia la silueta de nuestra Península, en el que ya, la participación de los nativos y amigos de la Baja California fue y es, constante y sonante. Incluso, el mismo diseño lo reprodujeron y develaron ya en Cabo San Lucas, en la otra punta, justo donde termina la “1”. Por lo que el sentido de pertenencia se solidifica, enraiza, se reconoce y crece.
Al corazón del Movimiento Tijuana, se adentró la sumatoria participación de Xolos, que incluyó símbolos locales en su “jersey” oficial, como el Cuauhtémoc, el Arco de la Revu (Av. Revolución) y el escudo de la “México 1”, con lo que sin duda, aumenta el magnetismo de identidad que de por sí, ya generaba en toda la región.
Y al hablar del equipo de futbol, debemos recordar al joven Gilberto Mora, ¡de 16 años! Quien irrumpió a lo grande con Xolos y con la selección nacional, quedando campeón con el
representativo de México frente a los Estados Unidos en la reciente Copa Oro. Además fue él, quien metió el único gol del combinado de la Liga MX, en el Juego de Estrellas contra los mejores de la Liga MLS, de los Estados Unidos.

En este momento, que el mundo suma a la inconsciencia el desinterés, la apatía y la ignorancia, al estar mitad enfocados, mitad distraídos, ocupados con otras prioridades y/o banalidades. Aquí en Tijuana, con méritos suficientes, tenemos mayor acceso al conocimiento, por el gran número de universidades que operan en la ciudad, más la seguridad que dan los miles de empleos de la industria de exportación, lo que favorece más que en cualquier otra región del país, el poder visibilizar la importancia y necesidad de nuestra identidad.
Cobra mucha relevancia esta fabulosa tarea, en tiempos en que el mundo, y particularmente Estados Unidos y México, repiten y hablan de soberanías y “nacionalismos” en sus discursos, con diferencias y amenazas que generan delirantes comportamientos, alegaciones y enfrentamientos sociales -son también distractores… que parecen no dejar tiempo para nosotros, para lo local -y me refiero a nuestra propia identidad- ni para elevar nuestra cultura cívica, a los niveles colectivos que alcanzamos en actividades como el comercio internacional y el turismo médico: en la responsabilidad simultánea de uno con uno mismo y con lo de todos: procurando para el otro, lo que los otros deben procurar para uno.
En Baja California, hay un fuerte movimiento regionalista, que resalta lo positivo de la península y de su gente, con sus expresiones de arte visual, chefs, cineastas, músicos, beisbolistas, ciclistas, futbolistas, empresarios y un amplio etcétera de figuras que son embajadores en el mundo. Esta práctica, en la que cada tijuanense destaca orgulloso lo mejor y auténtico de Tijuana, es nuestra actitud.
¡Y nos da gran entusiasmo ser parte de ello!
Dr. Ramiro Oquita Padilla.
Poeta, escritor y abogado consultor, es nieto de Candelaria Chacón, originaria de Ojos Negros, municipio de Ensenada, nacida en 1896. Por lo que es también bajacaliforniano de tercera generación, nació en las tierras altas de Sonora (1965), radicado en Tijuana.
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