El presidente de Estados Unidos, Donald Trump ha tomado diversas decisiones que han generado polémica, en relación con los derechos de las personas LGBT.
Entre las más controvertidas se encuentran varias órdenes ejecutivas que refuerzan una postura que niega la existencia de identidades de género no binarias y pone fin a políticas de inclusión en el ámbito laboral y gubernamental. A continuación, se detallan las principales acciones tomadas por Trump, sus implicaciones y las reacciones que han provocado.
Orden ejecutiva sobre el reconocimiento de género
Uno de los primeros actos de Trump al asumir su segundo mandato fue firmar una orden ejecutiva que establece que el gobierno de los Estados Unidos solo reconocerá dos géneros: masculino y femenino.
Este decreto, que se basa en la premisa de que los géneros son “fundamentales e inmutables”, refiriéndose a la biología del sexo, tiene un impacto directo sobre las personas transgénero, no binarias e intersexuales; al excluirlas de la posibilidad de ver reflejada su identidad de género en documentos oficiales como pasaportes, identificaciones y registros del gobierno.
La orden ejecutiva niega la posibilidad de que las personas se reconozcan con un género diferente al que se les asignó al nacer. Esta medida también prohíbe el uso de la “X” como marcador de sexo en los pasaportes, que fue aprobado bajo la administración de Joe Biden.

La política contra la identidad de género no binaria
El decreto excluye de manera explícita a las personas cuya identidad no se ajusta a los estándares tradicionales de hombre o mujer. Este enfoque ha generado una respuesta negativa por parte de las comunidades LGBT.
Activistas de la diversidad consideran que estas medidas representan un retroceso significativo en los derechos adquiridos en las últimas décadas. La exclusión de las identidades no binarias de los documentos oficiales podría afectar a un número considerable de personas que luchan por que su identidad sea reconocida en la sociedad y en el sistema legal.

Rechazo a las políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI)
Donald Trump también firmó una orden ejecutiva que pone fin a las políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) en los departamentos y agencias federales. Estas políticas fueron instauradas para promover la igualdad de oportunidades, especialmente para grupos históricamente marginados.
Trump ha criticado estas políticas, argumentando que las iniciativas de DEI discriminan a los blancos y promueven una “cultura woke”. La administración ha señalado que se buscará una mayor objetividad en los procesos de contratación, basándolos exclusivamente en el mérito individual y no en factores como el género, la raza o la identidad sexual.
La revocación de la orden firmada por Joe Biden, que prohibía la discriminación por motivos de identidad de género u orientación sexual en el empleo federal, deja a los empleados LGTBIQ+ sin una protección clara ante la discriminación.
Donald Trump da de baja al personal dedicado a políticas de género
Una de las primeras acciones de la administración Trump, en línea con sus políticas de restricción sobre la identidad de género y la diversidad, fue dar de baja a todo el personal federal que trabajaba en programas relacionados con la equidad de género y la inclusión.
En su primer día de mandato, Trump ordenó que los empleados encargados de implementar políticas DEI fueran puestos en licencia administrativa remunerada. Esta decisión fue parte de un esfuerzo por desmantelar las políticas de inclusión que favorecían la equidad de género y promovían la no discriminación por identidad de género.
Los defensores de los derechos humanos han denunciado esta acción como un paso atrás en la lucha por la igualdad, ya que estos programas eran fundamentales para promover la justicia social y la no discriminación en el lugar de trabajo.
El impacto en la atención sanitaria para personas transgénero
Una de las áreas en las que la administración Trump podría afectar gravemente a las personas transgénero es en el acceso a la atención médica. Durante la administración de Barack Obama se implementaron políticas que garantizaban el acceso a tratamientos de afirmación de género, como las cirugías y la terapia hormonal. Estas intervenciones médicas han demostrado ser efectivas en la mejora de la salud mental de las personas transgénero, reduciendo las tasas de suicidio y depresión.
Sin embargo, con las nuevas órdenes ejecutivas firmadas, la situación para las personas transgénero podría volverse más complicada. Trump ha manifestado su postura en contra de los tratamientos de afirmación de género, especialmente en el caso de menores de edad. Esto ha generado una preocupación significativa en la comunidad médica, que apoya la existencia de estos tratamientos como parte de un enfoque integral de salud.
El controversial discurso de la obispa Mariann Edgar Budde
Mientras las políticas del gobierno entrante avanzan, la sociedad estadounidense sigue polarizada en torno a la cuestión de los derechos LGTBIQ+. Un ejemplo de esta división se dio cuando la obispa Mariann Edgar Budde realizó un sermón en la Catedral Nacional de Washington, pidiendo a Trump que mostrara compasión hacia las personas inmigrantes y LGTBIQ+.
Budde solicitó que el presidente reconociera el sufrimiento de los “niños homosexuales, lesbianas y transgénero”.
La reacción de Trump no se hizo esperar, en un extenso mensaje en las redes sociales, calificó a Budde de “izquierda radical” y criticó su sermón como un acto desagradecido. Sin embargo, la obispa defendió sus comentarios, reiterando que no se disculparía por pedir clemencia.

Reacciones de los defensores de los derechos LGTBIQ+
Las políticas de Trump han provocado una respuesta enérgica por parte de los defensores de los derechos LGTBIQ+. La presidenta de Human Rights Campaign, Kelley Robinson, expresó su rechazo a las medidas, afirmando que se están dando pasos atrás en la lucha por la igualdad.
“Nos negamos a retroceder o a dejarnos intimidar”, declaró Robinson, subrayando la importancia de seguir luchando por los derechos y la dignidad de las personas LGTBIQ+.
Por su parte, Sarah McBride, la primera congresista abiertamente transgénero en la historia de EE.UU., también criticó las políticas del presidente.
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