El gobierno de Estados Unidos, encabezado por Donald Trump, impuso un arancel del 25% a los camiones medianos y pesados que ingresan a su territorio. La disposición entró en vigor el 1 de noviembre de 2025 y afecta directamente a México, principal proveedor de este tipo de vehículos.
Por ello, ciudades fronterizas como Tijuana y Mexicali, donde se concentran cientos de plantas dedicadas a la manufactura de autopartes y componentes de transporte, podrían resentir los primeros efectos.
El decreto y su justificación
De acuerdo con la Proclamación 10984 publicada por la Casa Blanca el 17 de octubre de 2025, el gobierno estadounidense determinó que las importaciones de camiones medianos, pesados y autobuses representan una posible amenaza a la seguridad nacional.
La decisión se basa en la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial, una disposición que permite imponer aranceles cuando las importaciones afectan la estabilidad o la competitividad de sectores considerados estratégicos.
Según la hoja informativa oficial del gobierno de EE. UU., el decreto aplica a vehículos de clase 3 a 8, es decir, tractocamiones, camiones de carga, volquetes y unidades industriales, además de un arancel del 10 % a los autobuses importados.
La medida busca incentivar la producción doméstica y reducir la dependencia de importaciones, especialmente en la industria automotriz de carga.
Un tema que afecta a la frontera norte: Tijuana y Mexicali
En Baja California, las ciudades de Tijuana y Mexicali concentran buena parte de la producción de sistemas eléctricos, transmisiones, arneses y componentes de freno que se exportan diariamente a Estados Unidos.
De acuerdo con datos del INEGI, el sector de autopartes, maquinaria y equipo de transporte se ubica entre los principales generadores de exportaciones manufactureras en el estado, junto con la industria electrónica y de dispositivos médicos.
Una proporción significativa de esa producción está vinculada al mercado estadounidense de camiones pesados, lo que explica la preocupación del sector industrial fronterizo ante el nuevo arancel impuesto por Estados Unidos.
La medida, respaldada oficialmente por la Casa Blanca, redefine la relación comercial entre ambos países en un momento en que la frontera norte vuelve a situarse en el centro de la tensión económica bilateral.